Bitcoin: ¿Burbuja o realidad?
El fenómeno del Bitcoin pierde enteros ante la atención mediática. Hace menos de un año, su cotización estaba en el centro de todas las miradas. Ahora, sin embargo, el Bitcoin está pasando tan desapercibido como su tendencia bajista. Una pregunta que, en estos tiempos, podría cobrar sentido podría ser: ¿Es el Bitcoin una burbuja o una realidad?
El éxito del Bitcoin ha sido indudable. Otra cosa bien distinta es que el éxito haya sido efímero o se mantenga en el tiempo. Eso, seamos realistas, nadie lo sabe. No podemos saber si el éxito cosechado hasta ahora por la moneda de Satoshi Nakamoto se mantendrá, crecerá o se terminará evaporando.
Sea cual sea nuestra opinión del Bitcoin, al final no deja de ser tan solo eso. Claro que, entre las opiniones, hay algunas más creíbles que otras. La mayoría de personas que opinan sobre Bitcoin, seamos sinceros, no tienen idea siquiera del funcionamiento del mercado de divisas. Mientras que la minoría que sabe, en algunos casos, tiene una opinión sesgada por lo que le gustaría que fuera.
Antes de seguir, me gustaría dar una buena noticia: para entender por qué ocurren muchas cosas en economía no hace falta saber tanto. A veces, unos conceptos básicos ilustran mucho más que complejos modelos matemáticos repletos de variables que nadie entiende.
¿Es el Bitcoin una burbuja?
Desde el punto de vista teórico no podemos afirmar que el Bitcoin sea una burbuja. Si atendemos a la definición que tenemos en nuestro diccionario económico de ‘burbuja económica‘, tenemos que:“…se produce un incremento desmedido y descontrolado en el precio de un bien, llegando a separarse sustancialmente esta cantidad del valor teórico del mismo.”
Por no entrar en la discusión conceptual de si el dinero es o no un bien, nos ceñiremos exclusivamente al término de ‘valor teórico’. En la práctica, es incorrecto extrapolar el marco de análisis de valor intrínseco o teórico a una moneda. ¿Por qué? Podemos pensarlo de la siguiente forma:
Queremos calcular el valor teórico de una empresa. Es decir, calcular cuál es su valor real. En este primer punto, diferenciamos precio y valor. El precio es lo que cuesta adquirir la empresa a precio de mercado. Mientras, el precio o valor teórico es lo que indica cuánto debería valer si estuviera justamente valorada.
El precio de una moneda, depende en última instancia de su demanda (y oferta). Si las personas demandan una moneda la moneda se revalorizará. Mientras que si nadie quiere esa moneda la moneda perderá valor hasta desaparecer. ¿Por qué ocurre esto? Ocurre porque el dinero se basa en la confianza. De ahí que se denomine dinero fiducidario. Una palabra que proviene del latín ‘fiducia’ y que significa confianza.
Gráfico de la evolución del Bitcoin
- Burbuja de los Mares del Sur
- Crisis de los tulipanes
- Burbuja de los punto-com
- Fiebre del ferrocarril
Por fortuna para unos y por desgracia para otros, el Bitcoin tiene muchos elementos en común. Habrá que esperar y sólo el tiempo dictará sentencia. En los mercados cualquier cosa es posible. Desde su hundimiento definitivo hasta una rotura de máximos históricos en el futuro. Por eso es que siempre hablamos de probabilidades.
El futuro del Bitcoin
El Bitcoin es una parte de nuestro presente. Existir existe y, por tanto, es una parte indudable de nuestra realidad económica. Lo ideal, teóricamente, sería que el Bitcoin prosperase. ¿Qué mejor que una moneda libre y segura?La historia nos ha demostrado que todo lo que implique controlar la impresión de dinero, ya sea mediante la impresión o mediante medidas de reducción de la oferta monetaria, ha dado como consecuencia ciclos económicos de mayor profundidad.
De manera muy probable las monedas virtuales se seguirán desarrollando en el futuro. No obstante, eso no quiere decir que su precio necesariamente suba o necesariamente caiga. Deben tener la confianza de un gran volumen de transacciones para ser menos propensas a movimientos de tanta profundidad.
Para que lo anterior ocurra, debe darse una situación que, a corto plazo, se antoja improbable: que los gobiernos permitan que dichas monedas prosperen ofreciendo un marco regulatorio adecuado o que, como mínimo, no ponga la zancadilla al progreso. Si los gobiernos no apoyan o no permiten su entrada, las monedas virtuales seguirán siendo eso, un proyecto.