Cuentas infantiles la clave para que tus hijos aprendan a gestionar su dinero
Las
cuentas infantiles, la clave para que tus hijos sepan gestionar su
dinero en el futuro
La educación
financiera de los españoles está en entredicho, no solo la de los
adultos, sino también la de los más jóvenes. Así lo demuestra la
última edición del informe PISA, celebrada en 2015, que
revela que el conocimiento financiero de los alumnos españoles de
15 años está por debajo de la media del conjunto de los países
analizados. La puntuación de España fue de 469, lo que nos situó
en décimo puesto, mientras que la media de los 15 territorios
participantes se situó en 481. Estamos pos detrás de China, Bélgica
y Canadá, entre otros, pero por encima de Brasil, Perú y Chile. La
puntuación de España refleja que, por ejemplo, solo el 22% de
los jóvenes españoles sabe interpretar una nómina.
“Si creamos un
vínculo entre los jóvenes y las finanzas desde temprana edad,
ayudaremos a que las competencias financieras de los españoles
aumenten y, sobre todo, a que alcancen la mayoría de edad con
mayores conocimientos”, afirman los expertos del comparador
financiero HelpMyCash.com.
Abrir cuentas
infantiles para nuestros hijos está demostrado que mejora
sus conocimientos financieros. La última edición del informe
PISA reveló que tanto en España como en la mayoría de los países,
el hecho de que los alumnos sean titulares de una cuenta bancaria
“está asociado a puntuaciones más altas en la prueba de educación
financiera, incluso descontando el efecto del nivel socioeconómico”.
¿Tu
hijo todavía no tiene una cuenta?
Los más jóvenes
no pueden acceder a cualquier servicio financiero; por ejemplo,
ningún banco les concederá una tarjeta de crédito o un préstamo
para financiar la compra de un iPhone o de un ordenador nuevo. Pero
con las cuentas, la cosa cambia. Los menores de edad no solo pueden
abrir una cuenta corriente, sino que tienen a su alcance productos
especialmente diseñados para ellos. Concretamente, más del 90%
de los bancos tienen entre su catálogo de productos cuentas
específicas para menores de edad, según un estudio realizado por
HelpMyCash en el que se ha analizado la oferta de los 14 bancos
principales de España.
Estos productos
no solo son prácticos, sino que les ayudan a gestionar sus finanzas
y les enseñan a ahorrar y a relacionarse con los bancos.
La mayoría de
las cuentas para jóvenes son de ahorro, es decir, están pensadas
para que los niños acumulen capital y aprendan a ahorrar. Además,
con las nuevas tecnologías los más jóvenes pueden aprender
divirtiéndose, gracias a la posibilidad de crear huchas
digitales o metas de ahorro personalizables y de gestionar su dinero
a través de apps o del ordenador. También hay
entidades que ofrecen cuentas corrientes.
Con una cuenta en
la mano, podemos explicar a nuestros hijos el funcionamiento de estos
productos, qué es el interés y qué valor tiene el dinero,
cuál es la importancia de ahorrar, etc. Además, con estas cuentas
los menores pueden rentabilizar sus ahorros, ganando un extra gracias
a la remuneración de las cuentas, algo que les animará a seguir
ahorrando. “El uso de una cuenta bancaria para hacer
ingresos podría fomentar el desarrollo de un cierto hábito
para ahorrar: tener una cuenta de ahorros en la adolescencia
(12-17 años) está relacionado con el ahorro en la edad
adulta joven”, concluye el informe PISA.
Aunque los
menores sean los titulares de las cuentas, no pueden abrirlas sin
la autorización de un representante legal (padre o tutor) que
podrá ver todos los movimientos de la cuenta, para comprobar en qué
gasta su hijo el dinero y enseñarle a que lo administre mejor.
Además, las
cuentas infantiles pueden adaptarse a la edad del menor. Algunas
entidades comercializan cuentas infantiles para los más pequeños
que, luego, llegada cierta edad (a veces por debajo de los 18 años)
se trasforman en una cuenta joven. Una vez cumplida la mayoría de
edad, la cuenta sigue vigente y se mantiene la titularidad, aunque
las condiciones del producto pueden variar. No obstante, por
lo general hasta que el titular cumple los 25 años, en ocasiones los
30, las características de la cuenta seguirán siendo muy ventajosas
(cero comisiones y cero requisitos).
¿Es
buena idea darles a los niños una tarjeta?
De acuerdo con el
análisis elaborado por el comparador, las tarjetas de débito son
otro de los productos clásicos al alcance de los menores. Pero
¿deberían tener una? La decisión depende de la confianza que
depositemos en nuestros hijos y de si somos capaces de enseñarles
correctamente a gestionar su dinero. Lo cierto es que la relación
entre tener tarjeta de débito y una mayor educación financiera en
edades tempranas no queda clara. Mientras que en algunos países
ayuda, “en el caso de España, cabe destacar que los que
no disponen de este producto obtienen mejores resultados que
aquellos que sí la tienen”.
Un adolescente
con una tarjeta de débito puede pagar con ella sus compras, tanto en
comercios físicos como online, y sacar dinero en cajeros. Así que
antes de darle una, es responsabilidad de los padres explicarle como
usarla correctamente. Una opción es poner límites reducidos,
para limitar el gasto, o darle una tarjeta prepago, en cuyo
caso solo podrá gastar el dinero que le hayamos ingresado
previamente.
De los 14 bancos
analizados por HelpMyCash, una decena ofrece a los menores la
posibilidad de tener una tarjeta. Más de la mitad son tarjetas de
débito corrientes.
Openbank es una
de las entidades con mayor oferta para los menores. Por un lado, la
Cuenta de Ahorro Open Young está pensada para fomentar el ahorro y
tiene una rentabilidad del 0,15% TAE. Por otra parte, con la tarjeta
prepago Open Young nuestros hijos pueden sacar dinero y pagar compras
en comercios y nosotros podemos cargarla y descargarla. Además, los
padres pueden controlar los gastos a través de la app o la
web y los hijos pueden controlar sus movimientos a través de una app
especialmente pensada para ellos.
Si de jóvenes
hacemos un buen uso de las cuentas bancarias y de las tarjetas y
conocemos su funcionamiento, probablemente sabremos gestionar mejor
nuestras finanzas cuando seamos adultos. La educación financiera que
los padres con la ayuda de los bancos pueden inculcar a sus hijos
puede permitirnos acercarnos a aquellos países cuyos jóvenes
tienen las mejores competencias financieras.