La carencia de hipoteca ventajas e inconvenientes
¿Es siempre una
carencia de hipoteca una buena idea?
Los préstamos hipotecarios pueden
incluir alguna serie de facilidades que permitan cierta flexibilidad en los
pagos. No es extraño encontrar las conocidas carencias de hipoteca, períodos que permiten a los clientes dejar
de pagar parte o toda la cuota del crédito durante un determinado plazo de
tiempo. Como todo, la carencia hipotecaria tiene su lado oscuro que debe
ser valorado, pero también puede servir para sortear un momento de apuro
económico sin desatender los pagos del préstamo, indican desde el comparador de
hipotecas HelpMyCash.com.
¿Qué es realmente una
carencia de hipoteca?
La carencia de hipoteca, como hemos
indicado, es una prórroga en el pago de nuestras cuotas hipotecarias que
solicitamos al banco. Según la manera en la que se desarrolle la carencia,
podemos encontrar diferentes tipos.
Una carencia de capital nos permitirá no pagar la parte
correspondiente al capital durante el tiempo acordado. Ojo, esto no quiere
decir que no abonemos nada; en las cuotas que se pagan cada mes, encontramos
una parte correspondiente al capital y otra a los intereses del préstamo. Si
seleccionamos una carencia parcial, nos ahorraremos el capital, pero seguiremos
teniendo que pagar una parte.
Si decidimos una carencia total, simplemente prorrogaremos el pago
de nuestra deuda durante el tiempo que acordemos con el banco.
No es extraño encontrar en el
mercado hipotecas que comienzan con períodos de carencia, dado que al
entrar a vivir en un nuevo hogar se dan una serie de gastos importantes, como
realizar reformas o amueblar la casa.
¿Cuesta dinero la
carencia?
Una cosa es que el banco nos diga
que la carencia viene incluida en el contrato y que, por lo tanto, su ejecución
sea gratuita y otra cosa es que no nos cueste nada. Cuando se indica que viene
recogida en el contrato, debemos entender que lo que no cuesta es activarla (en
caso contrario tendríamos, además, que pagar una novación), pero realmente sí
que vamos a experimentar un sobrecoste en nuestra hipoteca por haber usado la
carencia.
En tanto que no avanzamos en los
pagos del préstamo, estos se acumulan y no nos serán perdonados. Puesto que no
avanzamos en la reducción de la cuota, se generan intereses sobre el dinero que
debemos, por lo que si usamos una carencia, tendremos que terminar devolviendo
más dinero al banco que el inicialmente previsto.
Riesgos de solicitar
esta prórroga
No podemos lanzarnos a solicitar
una carencia hipotecaria sin haber planteado, en primer lugar, los riesgos que
esto acarrea.
Aumenta el coste: como ya hemos comentado, al no avanzar en los
pagos, los intereses se incrementan dando lugar a un coste total superior.
La cuota aumenta de golpe: cuando la carencia hipotecaria llega a
su fin, las cuotas aumentan.
Más cara al principio del préstamo: precisamente cuando más
necesaria resulta la carencia y cuando más se suele ofrecer es al inicio de
préstamo, dando lugar a un aumento superior del precio que si la hiciéramos más
adelante en el tiempo. Esto resulta del hecho de que al inicio de las hipotecas
la cuota se compone principalmente de intereses y, en menor medida, de capital,
algo que se irá invirtiendo conforme se avance en el tiempo y es lo que se
conoce como sistema de amortización francés.
Antes de pedir una carencia podemos
intentar negociar otras vías con las entidades como, por ejemplo, alargar el
plazo de la hipoteca, algo que puede rebajar considerablemente las cuotas del
préstamo.