martes, 14 de agosto de 2018

La hipoteca para comprarte esa casa en el pueblo


Cómo comprarte tu casa en el pueblo y no morir en el intento
Agosto ya está aquí y con él son muchos los que vuelven a las raíces y, con el coche cargado hasta arriba, abandonan las grandes ciudades y vuelven a la tranquilidad del pueblo. Ahí, entre verbenas, tardes de piscina y reencuentros con los viejos amigos hay una conversación que suele estar presente: comprarse una casa propia para huir del agobio que suele suponer compartir baño con toda la familia, hijos, primos y abuelos incluidos. Desde el comparador financiero HelpMyCash.com señalan que es un buen momento para aprovechar los tipos bajos y financiar una casa en el pueblo siempre que cumplamos los requisitos de hipoteca que nos exigirá el banco.
Contar con ahorros: clave para conseguir la financiación necesaria
Las hipotecas nunca han sido tan baratas, ni a tipo variable (gracias a la caída del euríbor) ni, sobre todo, a tipo fijo. Pero lo primero que debemos saber si queremos contratar una hipoteca para una vivienda vacacional es que las entidades financieras suelen dar menos dinero para este tipo de inmuebles. De hecho, si actualmente para una primera residencia el máximo que suelen financiar es el 80% del valor de compraventa o de tasación, para una segunda vivienda la financiación máxima se sitúa entre el 60% y el 70%.
Esto significa que el resto del dinero hasta alcanzar el precio de la vivienda debemos aportarlo de nuestros ahorros por lo que, ya de entrada, debemos disponer de entre un 30 % y un 40 % del valor de la casa ahorrado. A todo ello hay que sumarle alrededor de otro 15% para cubrir los gastos de hipoteca y de compraventa.
En resumen, para pedir una hipoteca y comprar una casa en el pueblo en el que veraneamos debemos contar con unos ahorros de entre el 45 % y el 55 % de su valor. Si bien es cierto que en algunas localidades, sobre todo en zonas más rurales, se pueden encontrar casas con precios muy bajos que harán que ese porcentaje no se traduzca en mucho dinero, hay que tener clara esta premisa, para no frustrarnos en el proceso de adquirir nuestra residencia vacacional.
Por otro lado, hay que recordar que muchas entidades están aprovechando el verano para lanzar una especie de campaña de rebajas en las viviendas que son de su propiedad. Por este motivo, puede ser una buena decisión comprobar si hay alguna de estas viviendas en la localidad donde nos interesa instalar nuestra segunda residencia, ya que quizá podríamos acceder a una hipoteca para pisos de bancos y conseguir mejores condiciones de financiación.
En cualquier caso cabe señalar que estamos en un momento ideal para comprar una residencia vacacional: las hipotecas están en precios mínimos históricos y el precio de la vivienda sigue siendo bajo.
¿Qué pasa si estás pagando tu vivienda habitual o el coche?
Contar con los ahorros suficientes para comprar la casa que queremos no es lo único que debemos tener en cuenta antes de pedir una hipoteca para segunda vivienda. Y es que para que el banco nos conceda o no la financiación que necesitamos también tendrá en cuenta nuestros ingresos y si podemos o no hacer frente a la nueva deuda.
En este sentido, según recuerdan desde HelpMyCash.com, es fundamental tener en cuenta que el Banco de España no recomienda dedicar más del 35% de los ingresos a hacer frente a las deudas financieras. Así pues, si tenemos otra hipoteca para nuestra vivienda habitual o un préstamo para pagar el coche o con cualquier otra finalidad, la suma de todos esos importes más el de la cuota de la hipoteca para segunda vivienda no debería superar esa cantidad.
Dicho de otra manera: cuántas más deudas tengamos, más necesario será contar con ingresos más altos, no solo por el hecho de que el banco tenga más seguridad de que le devolvamos el dinero que nos presta; sino también por nuestro propio bien.
Y es que cabe recordar que cuando pedimos una hipoteca no solo ponemos en garantía la vivienda que compramos, sino también el resto de nuestros bienes personales presentes y futuros, que pueden ser embargados en caso de impago.
Así pues, al igual que cuando nos hipotecamos para adquirir nuestra residencia habitual, si queremos comprar una casa en el pueblo y no morir en el intento la clave está en analizar bien nuestra situación y hacer números. La recompensa será el placer de disfrutar de nuestro destino de vacaciones con total tranquilidad.




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