miércoles, 25 de enero de 2017

Tarjetas poco conocidas para financiar compras habituales

3 tarjetas de crédito menos conocidas para financiar nuestras compras habituales
Hace ya mucho tiempo que el dinero plástico se asentó en nuestra sociedad como medio de pago alternativo al dinero en efectivo. Sí, hablamos de las tarjetas de crédito. Ese producto que goza de una fama envidiable entre la gente por la comodidad y la velocidad que ofrece (no dejan de ser créditos rápidos). Ya sea a débito o a crédito, hoy en día es prácticamente imposible encontrarnos con alguien que no utilice este “dinero plástico” para financiar alguna de sus compras. Sin ir más lejos, antes de la crisis financiera del 2008, cada habitante español contaba con 1,63 tarjetas. Es decir, que había más de una tarjeta y media por persona en España. Por otra parte, este método de pago se ha convertido en un auténtico filón para los bancos y grandes almacenes, los cuales han ido diversificando las funciones de las propias tarjetas y evolucionando la oferta de este producto.
A pesar de que las tarjetas de crédito y las de débito conveniconales continúan siendo las dueñas y señoras de la mayoría de bolsillos y carteras, actualmente podemos contratar y emplear otras con características más concretas que también debemos conocer y tener en cuenta. Nos convendrá una u otra en función del uso que queramos dar a nuestro plástico. Tres de las más conocidas son las que citamos a continuación y que podemos adquirir actualmente en en un gran número de entidades.
Las tarjetas prepago ofrecen una altísima seguridad
Si hablamos de las tarjetas de prepago, hacemos referencia a uno de los modelos de dinero plástico que más está creciendo en los últimos años. Cada vez ganan más usuarios porque proporcionan muchísima seguridad en todas nuestras compras, ya que son como un monedero virtual. En cuanto al funcionamiento, el titular de la prepago cargará en dicha tarjeta la cantidad de dinero que quiera y con ese capital financiará lo que desee.
A diferencia de las de crédito o débito, estas tarjetas no tienen ninguna línea o cuenta vinculada, por lo que en caso de pérdida o de sustracción, solo perderemos lo que tengamos ingresado en la misma. No obstante, aunque son un tipo de producto financiero muy simple y práctico, debemos recordar que normalmente la empresa que nos conceda una de estas tarjetas prepago, suele cobrarnos una comisión por cada ingreso que hagamos.
Tarjetas affinity para financiar compras con grandes marcas
Otra de las tarjetas que han ganado adeptos y clientes últimamente son las affinity. Dichas tarjetas son producidas y emitidas por dos compañías: el banco y cualquier empresa con la que llegue a un acuerdo comercial. O sea, se trata de tarjetas de marca compartida que suelen ofrecer ventajas tanto para el titular de la misma como para la empresa no bancaria. Un buen ejemplo, son los muchos supermercados que ofrecen este tipo de tarjetas para sus clientes con programas de puntos, bonificaciones y descuentos en compras.
Lo malo es que las affinity suelen hacer que la marca comercial bombardee en el envío de publicidad al cliente sobre la tarjeta contratada. A eso debemos añadir como parte negativa que estas tarjetas solo valen para una empresa hace que su uso, en ocasiones, sea muy limitado en proporción a lo que se paga por ellas.
Las polémicas tarjetas revolving
El tercer tipo de tarjeta diferente es la conocida como tarjeta revolving: un producto (derivado de la tarjeta de crédito) con el que el banco nos ofrece una línea de crédito asociada límite mensual. La principal diferencia con una tarjeta de crédito típica radica en que si no consumimos todo lo que el banco nos ofrece en dicha línea de crédito, la cantidad que no hayamos utilizado se acumula a la del siguiente mes. Es decir, si se establece un límite de 800 € y el cliente utiliza 500 €, al mes siguiente el límite asciende a 1.100 €.
Son muchas las asociaciones de consumidores que han criticado las revolving y las han denunciado por considerarlas un producto que incita al consumismo sin control, ya que son tarjetas de crédito que pueden tener un tipo de interés que va desde el 12 % hasta el 30 % TAE. En ellas cuánto más gastemos, más pagaremos en intereses, algo que debemos tener en cuenta siempre que financiemos cualquier compra.



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