El cheque bancario en peligro de extinción
El cheque bancario: un método de pago en peligro de extinción
El uso del cheque bancario en
España está condenado. Su popularidad ha ido decayendo año tras año. Y, a pesar
de que es uno de los medios más conocidos, su uso se ha relegado a un segundo
o, incluso, a un tercer plano.
Según datos extraídos de Iberpay, las
operaciones con cheques bancarios han caído un 52,5 % en nueve años. Si en
2008 se realizaron 91.563.537 pagos con este sistema, en 2017 solo fueron
43.494.186. De hecho, la caída ha sido progresiva, cada año su uso ha sido
menor y 2018 va camino de marcar otro mínimo. En 2017 solo representaron un
2,19 % del total de operaciones de pago y en lo que llevamos de 2018
representan un 2,01 %.
Entre los medios de pago más
habituales encontramos los adeudos, que representan más de un 66 % del total de
las operaciones de pago. En segundo lugar, están las transferencias ordinarias,
que copan un 27 % del mercado.
15 países europeos ya han eliminado los cheques
Si España decidiese eliminar por
completo el uso de los cheques, no sería pionero. La lista de países europeos
que se han deshecho por completo del cheque bancario es cada vez más larga.
Según el último informe sobre las estadísticas de pago elaborado por el Banco
Central Europeo, ya son 15 los países que han dicho adiós al cheque:
Bulgaria, República Checa, Dinamarca, Estonia, Croacia, Letonia, Lituania,
Luxemburgo, Hungría, Países Bajos, Polonia, Eslovenia, Eslovaquia, Finlandia y
Suecia.
Por el contrario, hay otros que son
muy fieles a este método de pago. En concreto, hay tres en los que los
cheques se utilizan en más de un 10 % de las operaciones que se hacen. En
Francia, representan un 10,2 % de las operaciones, en Chipre, un 15,3 % y en
Malta, un 17,8 %.
Hacia una inminente desaparición
Las razones por las que este método
de pago tiene sus días contados en España son varias. Según explican desde el
comparador de productos financieros HelpMyCash.com, hay tres que nos hacen
pensar que su desaparición será más bien inminente. La primera es que el
cheque no es un medio de pago precisamente cómodo. Para cobrar el importe
hay que desplazarse necesariamente hasta una oficina bancaria, lo que es un
trámite bastante engorroso para muchos.
A esto, hay que sumarle las
nuevas opciones para hacer pagos. Recientemente hemos vivido el
nacimiento de las transferencias bancarias inmediatas, una opción que
ha mejorado el envío de transferencias, reduciendo el tiempo de espera a los 15
segundos. A pesar de ser una opción aún poco extendida, sí que traerá al sector
muchas mejoras. Además, han entrado en el mercado otras empresas de pagos que
permiten hacer envíos de dinero totalmente seguros en cuestión de segundos.
Pero una de las razones de más peso son los riesgos que
estos conllevan, sobre todo, los cheques personales. Tanto si tienen un
error en la escritura (o si la letra no es clara) como si el librador no tiene
fondos, el banco puede rechazarlos, de forma que el emisor debe reescribirlo