Los inversores en valor buscan acciones que el mercado está infravalorando. Creen que el mercado sobrereaciona tanto a las buenas como a las malas noticias, provocando movimientos exagerados en los precios que no se corresponden con los fundamentales de la compañía. Esto ofrece una oportunidad de beneficio.
El estilo opuesto a la inversión en valor es la inversión en crecimiento. Aunque algunos autores señalan que el crecimiento es también un componente de la inversión en valor y por tanto no deberían porqué diferenciarse. Además existe otro estilo de inversión conocido como inversión orientada al mercado, compuesto a su vez de varios subestilos que no son ni crecimiento ni valor.

Filosofía de la inversión en valor

Los inversores en valor argumentan que aunque los precios se encuentres bajos ahora, tenderán a subir ajustándose a su valor intrínseco.
El valor intrínseco es el valor contable de una acción y se determina mediante el análisis fundamental. Se suele calcular mediante los libros contables de la compañía (actuales o esperados), descontando sus futuros ingresos o en algunos casos descontando los dividendos futuros. La diferencia entre el valor intrínseco o fundamental y el precio de la acción en el mercado se conoce como margen de seguridad.
Los inversores value buscan empresas que tengan ventajas competitivas duraderas y estables. Por lo que el horizonte de inversión es el largo plazo, ya que el mercado tardará en ajustar el precio de la acción a su valor intrínseco.
La filosofía value es consistente con las finanzas conductuales, ya que reconocen que los inversores sobrereaccionan a los datos negativos de las empresas, haciendo que coticen a bajos precios.
Por el contrario, los críticos del estilo valor argumentan que ese bajo precio refleja el riesgo de la inversión, y que si las acciones cotizan baratas puede que sea por una buena razón. En cambio, los inversores en valor critican la inversión en crecimiento, argumentando que éstos se exponen al riesgo de que los altos múltiplos de precios y beneficios (PER y P/B) tenderán a bajar en el futuro. Además los inversores growth se arriesgan a que los beneficios futuros de una empresa sean menores de los esperados, ya que es muy difícil predecir los futuros beneficios.

Sub-estilos de la inversión en valor

Existen tres principales sub-estilos de la inversión en valor. No son excluyentes, sino que se suelen utilizar de forma conjunta. Aún así, cada inversor en valor suele preferir orientarse más hacia uno de estos sub-estilos:
  • Alta rentabilidad por dividendo: esperan que los altos rendimientos de los dividendos se mantengan en el futuro, ofreciendo una buena rentabilidad a la inversión.
  • Múltiplos de precios bajos: esperan que cuando la economía mejore las acciones con ratios bajos (PER y P/B entre otros) aumenten en valor. Por ello se centran en empresas que tengan ratios bajos de valoración, lo que indica que los precios de mercado son bajos comparados con
  • Inversión contraria: apuestan por valores que creen están temporalmente infravalorados por el sentimiento de mercado.

Origen del value investing

El término value investing fue utilizado por primera vez por Benjamin Graham y David Dodd, profesores de la Columbia Business School. En 1934, en su libro “security analysis”, Graham habla ya del margen de seguridad.
El libro más famoso de este estilo es “el inversor inteligente”. En él, Graham apuesta por un estilo defensivo, invirtiendo en empresas que cotizan a un precio inferior a su valor teórico contable. Esto ofrece un margen de seguridad contra los sucesos que puedan afectar al mercado.
Este estilo de inversión fue creciendo con el paso del tiempo y cada vez suma más adeptos. Unos de los más famosos inversores de este estilo son Warren Buffet y Francisco García Paramés.