Bono largo es como se denomina a los bonos a largo plazo, es decir, los que tienen perspectivas de duración y operatividad mayor al año natural.

En general el bono largo son activos de renta fija  ya sean empresariales o públicos (del gobierno o estado), que tienen dos elementos fundamentales:
  • Capital inicial: Desembolso que realizamos para adquirir un título con el fin de obtener un pago temporal.
  • Interés: Es el retorno de la inversión que hemos realizado por prestar el capital inicial.
En el ámbito financiero la calificación a largo suele situarse cuando la duración es mayor a un año. Sin embargo, en el caso de los bonos se considera tal cuando su duración es entre 10 y 30 años. Bonos a corto a los que tienen duración entre 1 y 3 años. Bonos a medio plazo a los que duran entre 3 y 10 años.
Esta modalidad de activos suele ser la vía más utilizada para obtener grandes niveles de financiación a largo plazo, lo que favorece la estabilidad financiera de las grandes corporaciones y el respaldo a grandes acciones y decisiones financieras.

Decisiones para invertir en un bono a largo plazo

Las 3 grandes decisiones a tener en cuenta para pensar en obtener un bono a largo plazo son las siguientes:
  • Necesidad del dinero: Si contamos con una holgura en nuestros ahorros, adelante.
  • Estabilidad monetaria: La mayoría de las personas y agentes que adquieren bonos son perfiles con mayor aversión al riesgo y centrados en la estabilidad de obtener una rentabilidad casi asegurada durante muchos años, como pueden ser agencias de inversión en renta fija y personas mayores o próximas a la jubilación.
  • Riesgo futuro: Con los bonos a largo plazo podrá haber dos situaciones. Si los tipos de interés están por debajo de la rentabilidad del bono,  tenemos una ganancia real y además asegurada. El caso contrario es cuando la rentabilidad del bono es inferior al interés medio en el mercado. Estamos ante una pérdida teórica y un coste de oportunidad mayor que de haber invertido en otro producto.