lunes, 20 de febrero de 2017

Los ahorros se van de los depósitos a las cuentas

Los hogares no dan tregua a los depósitos y se llevan su dinero a las cuentas
Los depósitos a plazo fijo siguen en caída libre. Por un lado, la banca continúa empeñada en rebajar su rentabilidad, que se acerca al temido 0 %. Algunas entidades, incluso, han sacado su varita mágica y los han hecho desaparecer de su catálogo de productos. Por el otro, los ahorradores cuyos depósitos han ido venciendo han decidido migrar su dinero hacia las cuentas a la vista, señalan desde el comparador de depósitos y cuentas HelpMyCash.com.

¿Qué ha pasado con los depósitos a plazo fijo?

2008 fue el mejor año para los clientes ávidos de tipos de interés atractivos. Durante esa época, las rentabilidades medias se situaron por encima del 4 %, incluso llegaron a superar el 5 % en octubre de ese mismo año. Nueve años después, la remuneración de este clásico del ahorro se encuentra en el 0,11 % de media y la cercanía del 0 % empieza a preocupar a los ahorradores. ¿A qué se debe el descalabro de los depósitos?
La rebaja de los tipos de interés oficiales al 0 % tiene mucho que ver. Una situación que ha propiciado que los bancos puedan financiarse gratis en el BCE, por lo que la posibilidad de pagar tipos de interés atractivos a los ahorradores por su dinero se ha desvanecido. Por otra parte, la banca ahora paga caro el exceso de liquidez, ya que debe abonar una tasa negativa del menos 0,40 por el dinero que acumula en las arcas del banco central.
Además, la reducción de la rentabilidad de los bancos ha provocado que tengan que buscar nuevas estrategia para aumentar sus ingresos, por ejemplo, aumentar las comisiones o guiar a sus clientes hacia productos más rentables como los fondos de inversión o los seguros de ahorro, en detrimento de los plazos fijos.

Las cuentas corrientes, las grandes beneficiadas

Ante tal coyuntura, las familias no se han quedado con los brazos cruzados. El trasvase del ahorro de los depósitos a las cuentas a la vista no ha cesado durante los últimos años. Al cierre de 2016, el saldo de las cuentas había aumentado en un 66,5 % con respecto a 2011, alrededor de 200 mil millones extra. Durante el mismo período, el saldo vivo de los depósitos había caído en 160 mil millones.
Lo cierto es que ante las rentabilidades raquíticas de los depósitos, los ahorradores han preferido la flexibilidad y la disponibilidad de las cuentas a la vista que, en ocasiones, incluso ofrecen más rentabilidad que los depósitos. Conscientes de las posibilidades que ofrecen las cuentas, los bancos se han esforzado en hacerlas más atractivas a la par que más rentables para ellos. Gracias a las cuentas corrientes, los clientes pueden beneficiarse de rentabilidades muy atractivas (hasta un 5 % TAE), así como de ventajas extra tales como la bonificación de recibos o descuentos en comercios. A cambio, la banca ha impuesto sus condiciones: requisitos de vinculación que aseguran mensualmente la entrada de haberes regulares, comisiones en algunos casos, importes máximos remunerables relativamente bajos, que garantizan a la entidad un desembolso de intereses controlado, etc.

¿Entonces, valen la pena? Si las condiciones de vinculación de las cuentas no son excesivas y se pueden cumplir sin dificultades, y el producto está exento de comisiones o las ventajas las compensan, las cuentas pueden ser un refugio para el ahorrador conservador que podrá obtener ventajas atractivas y una rentabilidad elevada para una parte de su dinero. 

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