Tirar de tarjeta de crédito o financiarse con un crédito rápido
¿Tarjetas de crédito o créditos
rápidos? Esa es la cuestión
Necesitamos conseguir algo de dinero cuanto antes y nuestra
cartera está en un momento delicado. ¿Qué podemos hacer? ¿Cuál es la mejor
financiación para nuestro bolsillo? ¿Es mejor que utilicemos una tarjeta de
crédito o que recurramos a uno de los muchos créditos rápidos que hay en el mercado financiero actual?
Cada
una de estas preguntas nos las podemos hacer ante un imprevisto financiero para
el que necesitamos algo de dinero extra. Sin embargo, aunque nos apriete la
urgencia, debemos tener claro que la prisa es mala consejera y lo que debemos
hacer es analizar bien tanto nuestras necesidades financieras como nuestra
situación económica.
Las tarjetas
de crédito son más baratas que los préstamos rápidos
Cuando buscamos productos para financiar nuestras compras
del día a día, las tarjetas suelen ser la primera posibilidad que se nos
ocurre. Los conocidos como créditos
rápidos son otra opción, ya que al igual que el plástico, nos permiten
disfrutar de liquidez en muy pocos minutos, sin finalidad y con importes relativamente
pequeños. No obstante, si lo primero que buscamos es un producto asequible
para nuestro bolsillo, las tarjetas nos convendrán mucho más debido a que son
más baratas.
El precio de un plástico dependerá de las condiciones del
mismo y del tipo de contrato que pactemos con el banco. Normalmente, las tarjetas tienen intereses que se
sitúan entre el 12 y el 29 % TAE, lo cual no es barato pero sí más
asequible que las TAE que tienen los créditos rápidos. No obstante, solo
tendremos que hacer frente a estos costes si nuestra tarjeta de crédito tiene
una modalidad de pago a plazos, ya que si preferimos ahorrarnos los intereses
podremos conseguir un producto de este estilo con un pago inmediato al 0 % TAE.
Eso sí, con esta modalidad no podremos beneficiarnos de descuentos y bonificaciones en nuestras compras.
¿Y cuándo
conviene un mini crédito?
Entonces, ¿por qué la gente opta por los créditos rápidos
cuando necesitan liquidez? Lo cierto es que la diferencia de precio es notable,
ya que la TAE para estos productos es
desorbitada, aunque también debemos tener claro que no es la mejor herramienta
para medir su coste. La Tasa Anual Equivalente es anual, como su propio
nombre indica, mientras que los minicréditos se reembolsan en plazos que no van
más allá de los 30 días. Por lo tanto, la TAE queda desfasada para medir el
coste de estos productos.
Lo que hace que estos productos peleen con las tarjetas de
crédito por hacerse con el primer puesto en cuanto a financiación inmediata es
su flexibilidad. Los bancos convencionales, aunque han relajado sus requisitos
durante los últimos años, son reacios a conceder plásticos a perfiles con un
mínimo de riesgo, mientras que los prestamistas privados se muestran mucho más
accesibles. Por ejemplo, si estamos en
ASNEF o si estamos en el paro (cobrando una
prestación por desempleo) podremos
conseguir créditos rápidos pero no tendremos acceso a ningún producto bancario,
incluidas las tarjetas de crédito.
Los prestamistas
privados lanzan productos muy rebajados de precio
Estos productos veloces y accesibles se han convertido en un
duro rival para las tarjetas de crédito. Su mayor inconveniente es el precio que tienen, como hemos visto, pero
para combatir eso y para posicionarse mejor en un mercado que cada vez nos
brinda más productos similares, actualmente las ofertas de estos productos son tremendamente atractivas. La mejor
muestra es que hay varias entidades que ya ofrecen el primer mini préstamo al 0
% TAE, es decir, sin pagar intereses. Otro tipo de promoción habitual es
ofrecer descuentos mediante programas de fidelización o, incluso de
apadrinamiento.
Por lo tanto, lo mejor que podemos hacer si queremos
conseguir un producto financiero rápido es estudiar bien nuestra situación
financiera y, a partir de ahí, contemplar y estudiar en profundidad la oferta
que haya. El mejor producto será aquel que se adapte mejor a nuestras
necesidades financieras y a nuestro bolsillo.